¡Qué buena pregunta!
Como es frecuente en temas de salud, no hay una respuesta simple. El aire frío ocasiona en algunas personas una respuesta de su nariz, aumentando la producción de moco, como una forma de facilitar que el aire llegue tibio a los pulmones. Este pequeño aumento en el moco normal de nuestras vías respiratorias, aunque por lo general es temporal, puede darnos la impresión de que estamos pescando un resfriado.
Nuestros bronquios tienen un montón de pequeñas vellosidades, como los hilos de la toalla con la que te secas después de bañarte. Esas vellosidades movilizan continuamente el moco del que están cubiertas las vías aéreas. Esto es también una forma de protección contra los virus, como una especie de actividad de escoba, que “barre” las pequeñas partículas virales que quieren adherirse causando enfermedad. El frío disminuye esta actividad de barrido y por eso, estar expuestos a inhalar aire frío por períodos prolongados de tiempo puede también contribuir a una infección.
¿Entonces la respuesta es sí?
El aire frío por sí mismo no genera un resfriado. Es la transmisión de persona a persona de un virus respiratorio lo que ocasiona un resfriado. Durante el invierno, circulan más virus respiratorios. Además, tendemos a pasar más tiempo en interiores, en convivencia cercana con familia y amigos y con las ventanas cerradas (claro! Pues hace frío!). Esto propicia que, si alguien tiene un resfriado, éste se contagie. La mayor parte de niños, jóvenes y adultos, saldrán adelante sin problemas de un resfriado común. Pero debemos recordar que los menores de 2 años, bebés prematuros y adultos mayores de 60 años pueden tener un camino cuesta arriba ante una infección por un virus respiratorio. Por eso debemos ser más cuidados con ellos y con las personas que tienen su sistema inmunológico debilitado, como pacientes que reciben tratamiento por cáncer o defectos del sistema inmunológico.
¿Afecta tener alergia?
Además de lo que hace el aire frío a todos, niños y adultos que tienen alergia tienen una nariz extra-sensible. Esto es, su nariz no solo reacciona a los polvos a los que tienen alergia (como pólenes y caspa de animales). Su nariz, lista en todo momento para atacar a los alérgenos, ahora está predispuesta a reaccionar aún ante cosas a las que no tengan alergia. Cosas como la presencia de polvo en el aire por contaminantes, un cambio rápido en la temperatura del aire (salir del aire cálido dentro de la casa al aire intensamente frío en el exterior), la presencia de muchas pequeñas gotitas de agua en el aire (humedad), especialmente cuando ocurre en forma repentina: todo esto puede “hacer enojar” a la nariz y ocasionar escurrimiento o congestión nasal y estornudos. Esta es la razón de que muchas personas notan que su nariz les da más molestias cuando amanece nublado o cuando comienza a hacer frio. Esto no es un refriado, aunque lo parezca. Es un problema acompañante de la rinitis alérgica, aunque a veces pueden ser difíciles de diferenciar.
A esto se agrega que las personas que tienen asma, tienen también unos bronquios extra-sensibles. La inclinación de los bronquios a cerrarse cuando inhalan sustancias causantes de alergia como pólenes, los predispone también a reaccionar también con otras cosas, como el aire frío. El inhalar de repente aire frío, puede activar esos bronquios predispuestos y causar síntomas de asma, como una sensación de que no entra suficiente aire al respirar o un acceso prolongado de tos seca.
¿Cómo nos protegemos?
Podemos proteger nuestras vías respiratorias antes de salir de casa, agregando un mecanismo extra para entibiar el aire antes de respirarlo. Así es: ¡adivinaste! Hablo de la tradicional bufanda. Esta te ayuda a entibiar el aire que entra por tu nariz y puede ayudarte a prevenir síntomas.
También son nuestras manos unas pequeñas culpables: son la forma en la que frecuentemente movilizamos partículas de virus a nuestra boca y nariz. Por eso recomendamos lavarnos las manos en forma frecuente durante el invierno.
Y aunque el aire afuera está frío, es saludable procurar ventilar los espacios en donde convivimos con muchas personas abriendo la ventana 1 cm durante el día para facilitar que el aire se mueva.
Estoy segura que aparte de esas sencillas recomendaciones, ya sabes bastante de cómo protegerte del frío. Y no temas dejar salir jugar a los niños en el aire frío. Mejor, asegúrate de tener una buena comunicación con tu pediatra y alergóloga para que ellos usen su tratamiento de alergia adecuadamente y así puedan controlar sus síntomas sin importar la temperatura del aire. Y así puedan jugar hacer ejercicio sin limitaciones. ¡Y que nadie se pierda de la diversión!
Si has leído hasta aquí te lo agradezco. Felices días de invierno! Trae tu bufanda favorita y nos vemos allá afuera!